Por Agricultor
(Rodrigo M. Vilchis)
(Este ensayo obtuvo mención honorífica en el concurso institucional de la Universidad del Valle de México "El valor de ser mejor" en diciembre de 2011)
Al concluir una jornada académica,mientras
salía del auditorio, una alumna se acercó y me preguntó el motivo por el cual
cada vez que finalizaba la intervención de alguna autoridad decían:
“Universidad del Valle de México, por siempre responsable de lo que se ha
cultivado1”.
Le expliqué que ésees el lema de
la institución. “Es una metáfora”, continué, “la Universidad es como la tierra
fértil que recibe a la semilla de los alumnos que estudian allí”. Luego le
dije, “los docentes y el personal administrativo cultivamos la simiente con el
abono de la responsabilidad para cosechar el fruto, para formar gente también
comprometida, sensata, madura”. Pero las preguntas siguieron. “¿Y qué es la
responsabilidad?” siguió cuestionando.
Tomé un poco de aire para
oxigenar mejor la mente y proseguí. “La responsabilidad es cumplir con el
deber. Es la respuesta que deben hacer todas las personas, por ejemplo, las
vinculadas a la escuela, cada cual en su propia área2. Es prever las
consecuencias de nuestros actos3, es responder a nuestras propias obligaciones”.Luego,
añadí, “así, el que limpia los salones, barriendo, el que captura las
calificaciones, procesando la información, el que imparte clases, enseñando”.
Creí que me había librado de filosofar pero las preguntas seguían insistentes como
el flujo de una cascada. “Maestro”, continuó, “¿la responsabilidad es sólo para
los maestros?” Evidentemente mi respuesta fue inmediata y un tanto acalorada: “Cumplir
cada día con nuestros deberes es un principio que pretendemos inculcar a todos
los alumnos no solo con nuestra palabra, sino que también con nuestro ejemplo.
Por eso, antes de exigirte el cumplimiento de tus tareas o motivar al grupo a estudiar,
habrás notado que yo prácticamente nunca falto, que siempre llego puntualmente
a mis clases, que registro las evaluaciones en las fechas definidas y que solo
me voy de vacaciones cuando el calendario me lo permite, por mencionar solo
algunas de mis obligaciones, ja, ja, ja”. Intercambiamos sonrisas. Ella se
despidió con una expresión alegre mientras yo disimulaba un gesto de asombro.
Entonces pensé que había
satisfecho la curiosidad de una persona pero en realidad me había generado una
avalancha de cuestionamientos posteriores. Me pregunté si yo podría asumir la
responsabilidad de la formación de mis alumnos más allá de su estancia escolar,
si cuando los viera en el ejercicio de su profesión podría detectar mi
influencia en su desempeño profesional. Seguí reflexionando por el camino
mientras me retiraba a descansar a casa.
Al otro día, como de costumbre,
me presenté en los juzgados para realizar una diligencia. Mientras concluía el
trámite con un funcionario, esa mañana se me acercó un joven abogado. Para mi
sorpresa dijo haber sido mi alumno. En realidad yo no lo recordaba. Tuve que
preguntarle su nombre y la época en la que asistió a mis clases para evocar
algunas señales que pudieran refrescar mi memoria. Comencé a ruborizarme cuando
me explicó que no había sacado una buena calificación en el examen de Filosofía
del Derecho que le había aplicado. Entonces lo recordé. Así, mientras yo intentaba
controlar mis emociones, entre pena y risa, admirablemente me manifestó su
agradecimiento por haberlo motivado a estudiar y me explicó cómo en aquella
ocasión no había podido aplicarse de modo correcto por especiales situaciones
personales. Esa mañana, mientras concluía mi asunto, pude observar con
detenimiento la dedicación que él estaba proporcionando a su propio cliente. ¡Cómo
le explicaba con toda claridad la situación jurídica del asunto y las
alternativas de solución!Al modo de un relámpago recordé la frase de
Aristóteles “La educación tiene raíces amargas, pero sus frutos son dulces4”.
¡Cómo éste muchacho que había sido mi alumno al fin había asimilado y puesto en
práctica la auténtica Lógica Jurídica!
Este hecho me hizo pensar
nuevamente en el lema de la universidad “Por siempre responsable de lo que se
ha cultivado5”. De ahí que, en mi opinión, todos los maestros y el personal
administrativo,por el simple hecho de laborar y cumplir sencillamente
con el deber cotidiano, actuamos de modo responsable, como la tierra fértil para
el cultivo de la semilla de nuestros estudiantes.
Bibliografía sugerida:
Aguayo, Enrique (2004). Ética
General, Parroquial, México, D. F.
Borbolla de Niño de Rivera, Julia
(2000), Profesión: mamá. Una guía para ejercerla. México, Diana.
Castellanos Hernández E.
(Coordinador). (2011) Valores para una cultura de la legalidad, Secretaría de
Gobernación, México, D. F.
Coletti, Maurizio y Linares,
Luis. (Compiladores) (1997). La intervención sistémica en los servicios
sociales ante la familia multiproblemática. La experiencia de Ciutat Vella,
Paidós, Barcelona, España.
De Finance, Josep (1966). Ensayo
sobre el obrar humano, tr. Albino loma, col. Biblioteca Hispánica de Filosofía,
s/n, Ed. Gredos, S.A., Madrid, España,
Estañol Vidal, Bruno (2002). La
violencia. En Muñoz De Alba Medrano, Marcia, coordinadora. Violencia Social.
Serie Estudios Jurídicos, núm. 31. 2002. México. Universidad Nacional Autónoma
de México. Instituto De Investigaciones Jurídicas México D. F.
Grass Salomón, S. (2002).
Diccionario de máximas y refranes, Trillas, México,
D. F.
Morris, Charles G. (1985). Psicología.
Un Nuevo enfoquex, Prentice Hall hispanoamericana, S.A., 5a edición, México, D.
F.
Páginas electrónicas:
http://www.uvmnet.edu/civ/
http://www.uvmnet.edu/wtempo/uvm_hoy/lema2.asp?menu=10
http://www.uvmnet.edu/wtempo/uvm_hoy/valores2.asp?menu=10
http://gacetajuridicauvm.blogspot.com/
Notas:
Notas:
1 Recuperado el 25 de octubre de
2011 de:
http://www.uvmnet.edu/wtempo/uvm_hoy/lema2.asp?menu=10
recopilado el día 25 de octubre de 2011.
2 Recuperado el 25 de octubre de
2011 de:
http://www.uvmnet.edu/wtempo/uvm_hoy/valores2.asp?menu=10
3 Castellanos Hernández E.
(Coordinador). Valores para una cultura de la legalidad. México, D. F.,
Secretaría de Gobernación, 2011, p 52.
4 Grass Salomón, S. (2002).
Diccionario de máximas y refranes. México, D. F. Trillas, p.189.
5 Op. cit., http://www.uvmnet.edu/wtempo/uvm_hoy/lema2.
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