GACETA JURIDICA UVM SAN ANGEL

miércoles, 30 de mayo de 2012

“Que los adultos acudan a clases puede ser objeto de prejuicios injustos”



Por Gerardo Adrián Orozco González. Edición: Rodrigo M. Vilchis

Debo reconocer que tardé en elegir el tema. Tomé más tiempo de lo común, ya que  no pude conseguir un libre ejercicio del pensamiento. Como adulto, mis quehaceres laborales, mis obligaciones domésticas y ahora la carga académica, absorbe todo mi tiempo.
He elegido un tema controvertido ¿Qué es una injusticia? ¿Dónde la he visto?
En lo personal, yo considero que uno de los más importantes  problemas de la sociedad es la discriminación. Puede ser por la clase social.   La historia de Roma ilustra  claramente este concepto. Era el  mismo Emperador quien marcaba la línea para distinguir quién debía de ser considerado como elegido en una clase social acomodada y el destino del resto de la población.
No es muy diferente la situación al día de hoy. De hecho, lo único que se abolió en este hemisferio, fueron los títulos de nobleza. Pero aun sin ellos se brindan privilegios a quienes lucen distintos al resto de la población.
Me permito ejemplificar esta situación con una breve historia real ocurrida a las afueras del campus de nuestra universidad. Los que estudiamos en programas ejecutivos, es decir, para adultos, salíamos de la escuela preocupados por las actividades académicas y las laborales. En ese lugar encontramos a un alumno joven, figura pública y conocido, ya que trabaja como actor en la televisión. Salía al igual que nosotros del campus. Es claro que, por el contexto, en la escuela nos convertimos en una colectividad, en personas en circunstancias iguales con un mismo objetivo. Un grupo de personas como se aprecia en el metro, o cuando esperas el  transporte público. Pero hubo un comentario que salió en ese momento que cambio mi manera de percibir  la situación del compañero “famoso” que reconocimos. Ese cometario fue:
“¿Qué clase de universidad es esta que acepta a estas personas adultas? ¿Si acepta a estos individuos? ¿Qué sigue después de esto?”
Reflexioné cinco minutos después del comentario. Pensé que una  persona “famosa” tiene el mismo objetivo que yo, terminar una licenciatura. Al igual que yo,  renuncia a tiempo con su familia, a sus ocupaciones y sus diversiones. Todos los que estamos en la universidad a esa hora. Los adultos, estamos luchando contra todos los pronósticos que indican que no tenemos más oportunidades para progresar como lo tienen los jóvenes de una licenciatura tradicional.
Nuestra misión en la universidad, parafraseando el himno institucional, es aportar a México ciudadanos dispuestos a triunfar, 2 sin importar la edad en que retomen nuevamente los libros. Por eso, considero que los prejuicios son una injusticia y atentan contra la integridad de un ser humano. Los prejuicios pueden hacerlo sentir inferior a alguien o a algo.
Recordemos la declaración de la carta de los derechos humanos1 señala en su primer  artículo:
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
El hecho de menospreciar a alguien, nos da pauta de comprender cuáles son los valores que hemos adquirido en casa, en la universidad y en la trayectoria laboral. El esfuerzo es algo que caracteriza a cualquier estudiante, y con más razón  el esfuerzo que un adulto debe hacer. Para asistir a clases necesitas tener un espíritu épico para  combinar todas las actividades, obligaciones y responsabilidades. Por eso, en mi opinión, considero que un ejemplo de injusticia es  discriminar a los adultos que retoman sus estudios. Injusticia es que alguien por cualquier causa diferencie del colectivo. Más aún cuando quien critica tiene actividades  comunes a los demás.
Los prejuicios pueden cambiar la imagen de las personas, lo que puede alterar la sana convivencia. De hecho en México en el año de 2003 se creó la:
LEY FEDERAL PARA PREVENIR Y ELIMINAR LA DISCRIMINACIÓN. 3 Reglamento que en el Artículo 4  define la discriminación como  “…toda distinción, exclusión restricción que, basada en el origen étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica, condiciones de salud, embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquier otra, tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas. También se entenderá como discriminación la xenofobia y el antisemitismo en cualquiera de sus manifestaciones. En este compendio de 85 artículos, 5 transitorios y un artículo de reforma, señalan  los parámetros en los cuales puedes o no incurrir en acciones discriminatorias.
El comentario del “famoso” expuso claramente la situación común del prejuicio que los adultos retomen los estudios.  Por eso, he de reconocer el esfuerzo que el compañero hace con el solo hecho asistir a clases en lugar de, por ejemplo, pasársela con su familia. Esto puedo tener una lección de vida, lo acepto con orgullo.
Concluyo que este  proceso de aprendizaje fue adquirido en una clase impartida en mi alma mater la: UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MEXICO,  “Por siempre responsable de lo que se ha cultivado.”

Bibliografía:

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