GACETA JURIDICA UVM SAN ANGEL

martes, 3 de mayo de 2011

La Ciencia y el Arte y quienes la manejan en la posmodernidad.

Mtra. Sara Esteban Cabrera

Hace poco nos enteramos que Plutón ya no es planeta porque expertos astrónomos lo han acordado en Praga.

Esta pequeñez es una demostración más de que la realidad ha dejado de ser “real” y se ha transformado, únicamente, en un proceso de interpretación subjetiva, construida por una retórica específica.

Para otros expertos, pero en el ámbito de la filosofía o de las ciencias sociales, el ejemplo de Plutón es un síntoma más de la Edad Media, era  de la revolución de las comunicaciones y de la tecnología.

Un periodo cuasi virtual que algunos llaman posmodernidad, caracterizado, entre otras cosas, por una saturación de información que tampoco ha conseguido explicar la complejidad del entorno humano; paradójicamente, al final del proceso se ha impuesto lo contrario: la victoria del mito, cuya simplicidad hace más fácil la compresión de las cosas.

Plutón dejará de ser planeta, pero la gran expectación que ha creado la reunión de Praga, donde se ha discutido la complejidad del cielo, parece reproducir el eterno mito del culto a “allí arriba”, semejante a la Comisión Teológica Internacional que reunió el Vaticano el pasado noviembre para discutir la existencia del limbo, aquel lugar que acogía las almas de los niños no bautizados, y que desde entonces tampoco existe.

La gran diferencia es que, con la posmodernidad, la espiritualidad de la Iglesia ha entrado en decadencia, mientras que los de Praga, tan materialistas como las razones por las que Plutón no volverá a ser planeta, se benefician de la gloria de la mitificación actual de la ciencia. ¿Una nueva religión?
El acto teórico-práctico de la negación parece insuficiente cuando, de lo que hablamos, es de positividad. El pensar dialéctico que se queda sólo en la negación es insuficiente, puesto que la positividad que quiere negar parte con la ventaja de ser ya, positividad establecida.

La positividad no surge, necesariamente, de la negación misma. Ésta no abre positividad alguna, puesto que la positividad no tiene un único camino en su desarrollo.

La positividad tiene tantas vías como la noción de posibilidad tiene dentro de sí.
Por tanto, la negación no implica aparición de la positividad, sino sólo lo obvio: negación de una positividad determinada. La negación determinada no abre una positividad determinada.

El pensar que no implica una positividad, sino sólo una pura negación de una positividad determinada, es ya un pensar dialéctico disminuido, insuficiente, es un pensar débil, en un sentido completamente criminal.

La modernidad es una época histórica que abarca desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días. La modernidad está definida por cuatro características: Dentro de este período, encontramos el Modernismo Este es el término con el que se designa a la corriente de renovación artística y literaria desarrollada a finales del siglo XIX y principios del XX.

Según los distintos países, recibió diversas denominaciones: Art Nouveau (en Bélgica, Francia e Inglaterra), Sezession (en Austria), Jugendstil (Alemania), y Liberty o Floreale (en Italia). En catalán, Modernisme o Estil modernista. Si bien existe cierta relación que los hace reconocibles como parte de la misma corriente, en cada país su desarrollo se expresó con características distintivas.

En la literatura las características más importantes son el preciosismo, el exotismo, la alusión a los nobles, los mundos desaparecidos (la edad media caballeresca, las cortes de los Luises en Francia, las monarquías chinas y japonesas).

Mención de los objetos preciosos. Símbolo: cisne. El modernismo opone lo latino a lo anglosajón. El modernismo es una reacción que va en contra del positivismo, y se interesa por la teosofía.

En la narrativa se opone al realismo, optando por la novela histórica o la crónica de experiencias de la alucinación y la locura; la descripción de ambientes de refinada bohemia.

Introduce el personaje de la mujer fatal, que lleva a los hombres al placer y la muerte de acuerdo con Francisco Rico, la palabra modernismo, fue un calco de una tendencia heterodoxa con respecto al catolicismo tradicional, condenada como modernismo por León XIII y Pío X, y que fue debatido en las dos últimas décadas.

Posteriormente fue un calco despectivo de lo moderno. Hasta que los modernistas la adaptaron como signo de identidad. (Rico, Francisco "El Modernismo como actitud" p.46). Todas estas denominaciones hacen referencia a la intención de crear un arte nuevo, llevando a cabo una ruptura con los estilos dominantes en la época, tales como el historicismo o el eclecticismo.

Se trata de crear una estética nueva, en la que predomina la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporan novedades derivadas de la revolución industrial. Y así en arquitectura es frecuente el empleo del hierro y el cristal. Sin embargo, es igualmente una reacción a la pobre estética de la arquitectura en hierro, tan en boga por esos años. En gran medida sus aspiraciones se basan en las ideas de John Ruskin y William Morris, que podemos resumir en democratizar la belleza en el sentido de que hasta los objetos más cotidianos tengan valor estético y sean accesibles a toda la población (socialización del arte), gracias a las técnicas de producción masiva facilitadas por la revolución industrial. Por ello el modernismo no sólo se da en las artes mayores, sino también en el diseño de mobiliario y todo tipo de objetos útiles en la vida cotidiana.

A menudo los artistas modernistas son artistas "integrales", pues no sólo diseñan edificios, sino los muebles y otros enseres de uso diario. Así pues muchos arquitectos modernistas son también diseñadores, pues sus creaciones no se limitan al edificio en sí, dado que también elaboran su decoración y los utensilios que ha de contener.

Consecuentemente se dio en arquitectura, pintura, escultura y en las artes decorativas y menores (muebles, lámparas, joyas, carteles, etc.). Las características que –en general- permiten reconocer al "Art Nouveau" decorativo propiamente dicho son: Parque Guell; Antoni Gaudi, Barcelona España uno o más wikipedistas están trabajando actualmente en extender este artículo.

Es posible que, a causa de ello, haya lagunas de contenido, deficiencias de formato.

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