GACETA JURIDICA UVM SAN ANGEL

martes, 20 de noviembre de 2012

El Estado – Nación frente a un mundo global


Dra. María del Carmen Rodríguez Servín


El siglo XXI, ha modificado en cierta manera la forma de gobernar y por ende la realidad del Estado, la problemática existente como la inmigración, la pobreza, la escasa seguridad social, las políticas salariales, las fiscales, las relaciones gobierno-empresa y la creciente influencia o injerencia de las empresas trasnacionales en la economía mundial ha generado que en la opinión de muchos estudiosos sea necesario analizar o incluso replantear el papel del Estado en la actualidad. Análisis que debe ir más allá de los roles tradicionales del Estado policía, benefactor, rector, etc., pues a medida que los actores de la economía globalizada van expandiendo sus actividades y fortaleciéndose, el Estado va perdiendo fuerza y capacidad de dirección.

El Estado tradicionalista, con sus facetas de Estado policía, Estado paternalista, Estado rector en cierta forma a entrado  en contradicción desde el nacimiento del Capitalismo, pues identificado en sus inicios como defensor de los intereses de su población, empezó a favorecer cada vez y en mayor medida el interés de la gran empresa, que requería de sus favores para brindarle mayor seguridad y oportunidades de expansión. El Estado rector, en su nuevo rol, empezó a generar decisiones favorables que le permitían a esas empresas, desarrollar intrincados mecanismos económicos y jurídicos  cuna de enormes corporaciones a las que ese “Estado moderno” otorgó mediante la creación de marcos normativos afines a sus intereses, la posibilidad de desarrollarse y fortalecerse de tal manera que pareciera que hoy son referentes obligados para el establecimiento de los marcos normativos de los propios países. Es una realidad la existencia en las enormes corporaciones, de áreas de gestión que se encargan de realización de trámites (que exceden a la tramitología normal: permisos, licencias, etc.), que se encargan  de generar “decisiones gubernamentales favorables”, como las referentes a los marcos normativos (“Lobbying”).

Esta ambivalente vinculación entre el Estado-gobierno y las grandes corporaciones hoy se ha extendido en gran parte de la “Gran aldea” gracias a la globalización, encontrándose prácticamente en todos los ámbitos.

Realidad que nos lleva a reflexionar en torno a cual es hoy el verdadero papel del Estado-Nación, porque es indudable que este binomio no solo contiene aspectos jurídicos, sino también culturales, relacionados a la par con el concepto de Soberanía.

La dimensión económica del Estado (socialista o capitalista) se ha trasladado en realidad a enormes empresas trasnacionales que indudablemente no están interesadas en aspectos culturales, usos, costumbres, historia,  etc. Sino que tienen “per se” sus propios intereses y políticas que “culturizan“a las poblaciones a donde llegan, imponiendo con su poder económico, sus intereses.
El Estado asistencial o benefactor (Wilensky) o el Estado bienestar (Rodrigo Borja),  que buscan dentro de sus marcos normativos de economía de mercado, incluir políticas de orden social que permitan mejorar la calidad de vida de sus poblaciones; el Estado soberano que defendía el establecer sus políticas y marcos normativos dentro de sus territorios       sin la injerencia de intereses o vigencia de normas de otros Estados, parecen estar diluyéndose hasta el punto de “desaparecer”.

Los cambios normativos que se dan día a día, la lucha de intereses, las demandas sociales sin aparente respuesta o solución, las innegables desigualdades, la creciente violencia en todos los niveles que con diferentes rostros, enfrentan al Estado-Nación a justificar su presencia, obligan a replantear incluso su rol.
Bajo esta realidad habremos de recordar que la idea de Estado va íntimamente relacionada con la de Soberanía y Democracia, en cuanto que un Estado tendrá la capacidad plena de regular sus asuntos de acuerdo a sus propias reglas  en función del bienestar de su población asentada en su territorio. En otras palabras, la idea de democracia y soberanía son constitutivas de la de Estado; sin embargo, el Estado tradicional hoy se encuentra atrapado por una serie de condicionamientos a los que se lea ha dado fuerza legal a través de Tratados que en muchas ocasiones vulneran o debilitan su Soberanía, los que se suscriben en aras del “bienestar” de su población, transformándose en muchos casos en una intrincada red de intereses económicos internacionales que no siempre son claros,  transparentes o equitativos, atrapando de esta manera sus principios de Soberanía y Democracia, por otro lado no es un secreto que los principales actores de la economía globalizada lo constituyen las empresas trasnacionales, engendradas en los países capitalistas a los que hoy han abandonado, para emigrar al lugar en donde obtengan mayores ganancias sin más reflexiones o compromisos que el alcanzar óptimos beneficios para ellos mismos.

Tal vez el Estado requiera modificar su estructura, convirtiéndose en uno de carácter universal, con marcos normativos globalizados, que brinde políticas de igualdad a toda la población de la “Gran Aldea”. En este contexto surge una nueva interrogante: ¿Qué debe entenderse por soberanía?, ¿tendrá vigencia su tradicional concepto?, ¿o este concepto se encuentra en crisis, ante los embates económicos de las grandes empresas trasnacionales, que hoy en día han negado a sus propios creadores y lugares de nacimiento?, ésta, junto con otras reflexiones generan hoy en día la necesidad de un análisis concienzudo, del rol que juegan las empresas trasnacionales, que han generado hoy el nacimiento de verdaderas “Naciones sin Fronteras”, pues han dado lugar a espacios territoriales económicos en que establecen sus propias políticas que en muchas ocasiones traslapan o presionan sus marcos normativos establecidos por los Estados Tradicionales haciendo temblar los conceptos de Soberanía y de Democracia. 

Estas “Naciones sin fronteras” han adquirido tal presencia que han traspasado las fronteras tradicionales generando hoy “Espacios territoriales económicos” en que establecen sus propias políticas que en muchas ocasiones traslapan o presionan los marcos establecidos por los Estados tradicionales haciendo temblar los conceptos de Soberanía y consecuentemente de Democracia.

Como es sabido, las Empresas trasnacionales, forman parte de los factores reales del poder económico, que incluso inciden en el campo de la Legalidad, de ahí que sea indispensable analizar y en su caso clarificar las reglas del juego que imperan y reflexionar qué papel juega el Estado dentro de las mismas, redefiniendo o en su caso reforzando a la par que significa la Soberanía y cuál es el concepto de Democracia en este contexto, para determinar que aun continúan vigentes los tradicionales o bien se requieren nuevas reglas frente a la globalización.  

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