GACETA JURIDICA UVM SAN ANGEL

domingo, 20 de diciembre de 2015

El desplome del air bus ¿una decisión personal?

Usar el avión en nuestros días es más o menos común para muchas personas, pero el desplome del air bus del día 24 de marzo de 2015 en Fancia ha despertado diversas especulaciones y medios para prevenir situaciones similares a futuro pero hay algunos temas que, en mi opinión, aparentemente no se les ha valorado en justicia. Muchos dicen haber sido a consecuencia de una decisión personalísima, pero ¿se podría decir que fue una decisión aislada y solitaria?
Actualmente la sociedad influye sinérgicamente como nunca antes en toda la historia de la humanidad, de ahí que resulte económicamente incomprensible que se enfoque la responsabilidad de la catástrofe aérea de a una sola persona.
1-      Las adiciones. Poco se ha difundido el mundo de las adicciones, drogas y alcohol entre los trabajadores del aire. Basta con acercarte a los salones privados en donde conviven pilotos y tripulaciones en las fiestas decembrinas y de fin de año para darse cuenta de una problemática a modo superficial. Se habla también de las dificultades de los viajes intercontinentales y la obligada pasividad a la que se encuentran sometidos como causa del uso de substancias tóxicas. Es probable que existan mecanismos para verificar el ingreso y aptitud de la tripulación antes de cada viaje, sin embargo, se sabe que mientras no se encuentran en funciones, la vida fuera del hogar es muy disipada.

2-      Los medios de comunicación modernos.  Tampoco se ha planteado la capacidad de la comunicación tecnológica personal como medio de influencia para la toma de las decisiones personales mediatas o inmediatas.

3-      Las propuestas previas. En efecto, se habla de que ya había acuerdos de eficiencia y mejora de las compañías aéreas que ya habían previsto la dificultad de dejar a una sola persona al mando de una nave. Sin embargo, hasta que no fue tangible un accidente de esta magnitud no se reconsideraron las medidas propuestas con anterioridad.


Todos formamos parte de la sociedad, pasajeros, pilotos, diseñadores de sistemas de seguridad, amigos, familiares capacitadores y hasta terroristas. En un sistema de una infraestructura económica tan holgada cada cual tendrá que afrontar sus propias responsabilidades, sin embargo, me parece que no podemos reducir la carga a una sola persona quien, por motivos de locura, perversión o enfermedad haya cometido un error de tal magnitud pues todos formamos parte de la sociedad.